jueves, 7 de enero de 2010

Primer mensaje para el hijo por venir

"Já nasceu o Deus menino

E as vaquinhas vão mugindo

Blim blom, blim blom

Blim blom, nylon”

Mary Christo, Tribalistas, fines de 2002.

Mi hijo da sus primeras patadas dentro de la panza de su madre. Es un momento tierno y revelador. Epifanía y tranquilidad. Cada patada dura menos de un segundo y hay que estar atento, porque si no, uno se las pierde. Es así, las reglas son simples. No sucede todo el tiempo. A veces esporádicamente durante el día y, sí o sí, de noche: las dos voces de los padres en delicada ecualización generan movimiento en las extremidades de Renato.


Renato…¿qué te voy a decir cuando nazcas? ¿Qué querrás saber? ¿Cuál será tu vocación? ¿Y tu color preferido? ¿Te gustará la música? Me muero de ganas por saber cuál es tu comida preferida, llevarte a pasear a las plazas, hamacarte, patear la número 5, tomar primero un helado y después, cuando crezcas, un café o una cerveza. Quiero saber cómo es tu cara, tu nariz, tus manos, tus ojos.

Quiero verte. Para tratar entonces de explicarte que hay gente acá que vale la pena. Que hay pobres que son dignos y que no roban ni matan a nadie. Que hay ricos que también son dignos y ayudan con lo que pueden. Que todos los policías no son iguales. Que es mentira que hay negros o blancos. Que nadie tiene el derecho de “matarlos a todos”. Porque cuando maten a todos, moriremos todos. Que es absolutamente necesario vivir en seguridad y en paz, pero que no es fácil y no es gratis. Que las cosas pueden mejorar. Que se puede estar bien.

Que tus abuelos son gente maravillosa y honesta. Que tus tías se pelearon durante los 9 meses que estuviste en el útero para ver cuál era la que te quería más. Y empataron. Que tu bisabuelo, por el que tu nombre es Renato, era un tano hecho y derecho, tan quejón como luminoso. Y que tus bisabuelas eran verdaderas pachamamas. Que no hay que ser impiadoso. Que hay que saber perdonar. Que hay que saber escuchar.

Que los amigos de tus padres son gente honrada, alegre, divertida y de confianza. Que la música, el teatro y el cine son expresiones maravillosas que te emocionan y te movilizan. Que la milanesa napolitana con fritas es un tesoro nacional. Que las pizzas que amasa tu mamá son de lo mejor que se puede comer. Que reír es necesario para vivir. Y que con nosotros te vas a reír mucho, porque predicamos con el ejemplo y vivimos haciendo morisquetas y pavadas.

Que las cosas pueden arreglarse con trabajo, decisión y ganas. Que Argentina no es como te dirán que es. Que es un país que se conoce al caminarlo, al hablar con la gente, al sentarse a la mesa de un extraño al menos una vez. Mojándote la cara en las cataratas y las patas en los lagos del sur. Enterrando las manos en la nieve de Mendoza, al pie del Aconcagua gigante, al lado de donde se hace un vino que ¡Mamma mia! Que los siete colores de ese cerro salteño son el arcoiris del norte, que la Patagonia es grande y hay lugar para todos. Que en Mar de Ajó siempre vas a tener la orilla del mar para que te cuente cosas, las mismas que me contó a mí o mejores. Que la provincia de Buenos Aires está llena de lugares bellos. Que nacerás en una ciudad hermosa como La Plata, en donde te marearás con sus diagonales, como me mareé yo las primeras veces que aterricé en ellas. Que vas a crecer en Berisso, tierra que fue forjada por los sueños de gente de todas partes que puso lo mejor de sí para que ahora, todos se conozcan con todos y siempre haya alguien que te quiera dar una mano, aunque más no sea para prestarte tres maderitas para prender un fuego con el que asar un costillar. Que allí te enamorarás mil veces y podrás ser feliz.

Que no todo es falopa y alcohol. No todo es bala y terror. Y también que tu aporte, como el mío y el de todos, valdrá para contribuir a cambiar las cosas.

Querido hijo mío:

Tal vez algún día sientas que todo está perdido. Y cuando eso suceda, estaré a tu lado para convencerte que no es así, que todo puede ser mejor al día siguiente, a la hora o al minuto. Que la vida está buenísima aunque esté llena de obstáculos. Y que siempre, absolutamente siempre, vas a tener a papá y a mamá en el corazón, silbándote una melodía que abrigue…

“Plegaria para el sueño del niño…donde el mundo es un chocolatín...adonde van mil niños dormidos que no están…entre bicicletas de cristal”

un beso en el alma

y una caricia en el corazón.

Te quiere.

Papá.

16 de noviembre de 2009.